Por el camino se han quedado muchos más (en los primeros años 80 Santana empleaba a más de 3.400 personas en la planta jienense), y se han perdido millones de euros de inversión pública. Un dinero (más de 523 millones de euros en octubre de 2009), que tan sólo han logrado alargar la agonía de esta empresa lo suficiente como para que la mayoría de su plantilla tuviera más de 50 años.

La Administración andaluza, en marzo de 1995 compró a la japonesa su accionariado por una peseta, Un precio simbólico que encerraba una trampa: Suzuki abandonaba la factoría y a los trabajadores a su suerte, pero se quedaba con la red comercial, una carencia que ha arrastrado la planta de Linares desde entonces.
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